La indignación se ha intensificado después de que se revelara que «Neru», el masajista que realizó el polémico masaje de marihuana a Verónica Alcocer, es presuntamente contratista del Estado con un contrato mensual de más de 7 millones de pesos. Esta revelación ha generado críticas contundentes hacia el manejo de recursos públicos y plantea serias interrogantes sobre la transparencia y la ética en la contratación estatal.
El episodio del masaje de la primera dama, que ya había generado un gran revuelo por su carácter inusual y cuestionable, adquiere ahora un matiz aún más preocupante. La información de que «Neru», el responsable de llevar a cabo el masaje, tiene un contrato millonario con el Estado ha generado un amplio rechazo y ha llevado a cuestionar la idoneidad y la integridad en los procesos de contratación pública.
Esta revelación plantea serias interrogantes sobre la justificación y la transparencia del contrato de Neru. ¿Cómo es posible que un masajista sea contratado por el Estado con un salario tan elevado?
Le puede interesar: (EN VIDEO) Escándalo envuelve a la primera dama por comentarios relacionados con la marihuana
La indignación en la sociedad
La indignación creciente en la sociedad se centra en la falta de fiscalización y control en la asignación de contratos públicos. Se exige una investigación exhaustiva para determinar si existió alguna irregularidad en el proceso de contratación de «Neru» y si se cumplieron los criterios de selección adecuados.
El escándalo del masaje de marihuana, combinado con la revelación del contrato millonario de «Neru» con el Estado, ha erosionado aún más la confianza de la ciudadanía en las instituciones gubernamentales y ha generado un llamado urgente a fortalecer los mecanismos de control y transparencia en la contratación pública.
La ciudadanía merece una explicación clara y precisa sobre cómo se otorgan y supervisan los contratos con dinero público, y es necesario restaurar la confianza en la gestión de los recursos estatales.
